Buenas tardes/noches, querido lector.
Como viene siendo costumbre cada año en ETDLM, me dispongo a escribir la carta a los Reyes Magos de Oriente.
No quisiera pedir nada de tipo material, pues tengo suficiente dinero como para permitirme cualquier capricho que pudiera ocurrírseme de forma accidental. Por el contrario, desde hace varios años vengo pidiendo cuestiones mucho más profundas que trascienden lo meramente material. Desde que os pedí sencillamente la remisión completa y me la concedísteis a los 6 meses, he de confesar, tengo bastante más fe en las peticiones trascendentales. Así, por consiguiente, a ello me dispongo.
Quiero pediros, en primer lugar, justicia. Es decir: que cada cual reciba de la vida lo que vaya sembrando en ella. Que quien trabaja por la discordia y la bronca no reciba de la vida nada más que ello; que quien trabaja por la concordia, el amor y la amistad, vea en estos aspectos de la vida su justo premio. Los más modernos podrían llamarlo karma.
Hace dos años, y hace uno, os pedí un reconocimiento de la maestría en determinados temas en forma de tesis doctoral. Lo acabásteis trayendo, aunque esa tesis derivara en una situación desagradable. Dejando de lado estos carices indeseables, quiero pediros que quien ha demostrado ser suficientemente docto en asuntos tan difíciles como la rugosidad tisular en microscopía de fuerzas atómicas, vea recompensado su esfuerzo mediante la consecución de una tesis doctoral en temas así de complejos. Que puedan enseñarnos desde la superioridad de su conocimiento en estos asuntos la trascendencia de sus conclusiones, y que éstas sirvan para que la ciencia avance hacia el progreso de la Humanidad. Este es mi principal deseo para el año que comienza.
En este sentido, me gustaría que se premiara la perseverancia. Así, me gustaría que, quien ha demostrado su pertinaz empeño en dedicar su vida laboral a especialidades tan innegablemente trascendentes y relevantes como la Salud Mental, pueda por fin ver reconocido su empeño, y pueda tomar plaza para formarse de forma específica en Psiquiatría. Creo, sinceramente, que la sociedad en su conjunto saldría beneficiada, y que una persona de valía innegable vería colmadas sus aspiraciones vocacionales. Siempre dudé de que algo como la vocación existiera, pero, si fuera verdad que algo es vocacional, es justo que no se vean truncadas unas expectativas tan sinceras, nobles y altruistas.
Por lo demás, no me queda mucho que pedir. Me gustaría que dierais constancia al personal en la lucha por sus ideales; que el desánimo no invadiera a quien crea que toda esperanza parece perdida, porque la vida puede dar muchas vueltas de forma precipitada (y a mí mismo me remito); y que el amor sincero por las personas dignas de él siempre prevaleciera sobre otras poderosas fuerzas de la naturaleza, como la ambición, la egolatría o la codicia. Que, en definitiva, sobre otras dinámicas más oscuras, siempre prevalezca el amor, el respeto, la libertad y la honestidad.
Como siempre, para los niños que no tienen con qué jugar, me gustaría pedir que nunca la desesperanza les haga pensar que un puzzle, un muñeco o un cochecito dejarán de colmar sus ilusiones.
Gracias por hacer que este año, que pintaba tan mal, vaya a terminar tan bien.
Hasta más ver. Agur.
