El Tema de la Mandanga
Me robaron el dominio cuando me robaron el corazón. VR es el acrónimo de Viejo Rafael.
lunes, 9 de diciembre de 2024
Carta a los Reyes Magos
sábado, 9 de diciembre de 2023
Carta a los Reyes Magos
Queridos Reyes Magos:
Quiero pediros que me procureis, si es posible, una muerte rápida e indolora. Para mí. Como ese chaval del colegio que una mañana amaneció frito en la cama. Si no queréis traérmelo, no quiero nada.
Ya está.
sábado, 3 de diciembre de 2022
Carta a SSMM los Reyes Magos
Buenas tardes/noches, querido lector.
Como viene siendo costumbre cada año en ETDLM, me dispongo a escribir la carta a los Reyes Magos de Oriente.
No quisiera pedir nada de tipo material, pues tengo suficiente dinero como para permitirme cualquier capricho que pudiera ocurrírseme de forma accidental. Por el contrario, desde hace varios años vengo pidiendo cuestiones mucho más profundas que trascienden lo meramente material. Desde que os pedí sencillamente la remisión completa y me la concedísteis a los 6 meses, he de confesar, tengo bastante más fe en las peticiones trascendentales. Así, por consiguiente, a ello me dispongo.
Quiero pediros, en primer lugar, justicia. Es decir: que cada cual reciba de la vida lo que vaya sembrando en ella. Que quien trabaja por la discordia y la bronca no reciba de la vida nada más que ello; que quien trabaja por la concordia, el amor y la amistad, vea en estos aspectos de la vida su justo premio. Los más modernos podrían llamarlo karma.
Hace dos años, y hace uno, os pedí un reconocimiento de la maestría en determinados temas en forma de tesis doctoral. Lo acabásteis trayendo, aunque esa tesis derivara en una situación desagradable. Dejando de lado estos carices indeseables, quiero pediros que quien ha demostrado ser suficientemente docto en asuntos tan difíciles como la rugosidad tisular en microscopía de fuerzas atómicas, vea recompensado su esfuerzo mediante la consecución de una tesis doctoral en temas así de complejos. Que puedan enseñarnos desde la superioridad de su conocimiento en estos asuntos la trascendencia de sus conclusiones, y que éstas sirvan para que la ciencia avance hacia el progreso de la Humanidad. Este es mi principal deseo para el año que comienza.
En este sentido, me gustaría que se premiara la perseverancia. Así, me gustaría que, quien ha demostrado su pertinaz empeño en dedicar su vida laboral a especialidades tan innegablemente trascendentes y relevantes como la Salud Mental, pueda por fin ver reconocido su empeño, y pueda tomar plaza para formarse de forma específica en Psiquiatría. Creo, sinceramente, que la sociedad en su conjunto saldría beneficiada, y que una persona de valía innegable vería colmadas sus aspiraciones vocacionales. Siempre dudé de que algo como la vocación existiera, pero, si fuera verdad que algo es vocacional, es justo que no se vean truncadas unas expectativas tan sinceras, nobles y altruistas.
Por lo demás, no me queda mucho que pedir. Me gustaría que dierais constancia al personal en la lucha por sus ideales; que el desánimo no invadiera a quien crea que toda esperanza parece perdida, porque la vida puede dar muchas vueltas de forma precipitada (y a mí mismo me remito); y que el amor sincero por las personas dignas de él siempre prevaleciera sobre otras poderosas fuerzas de la naturaleza, como la ambición, la egolatría o la codicia. Que, en definitiva, sobre otras dinámicas más oscuras, siempre prevalezca el amor, el respeto, la libertad y la honestidad.
Como siempre, para los niños que no tienen con qué jugar, me gustaría pedir que nunca la desesperanza les haga pensar que un puzzle, un muñeco o un cochecito dejarán de colmar sus ilusiones.
Gracias por hacer que este año, que pintaba tan mal, vaya a terminar tan bien.
Hasta más ver. Agur.
domingo, 21 de noviembre de 2021
Mi tesis
Buenas noches, querido lector.
Me gustaría compartir con usted una pequeña creación: escriba o no mi tesis, creo que debería figurar al menos esta parte que paso a reproducirle. Dados los avances recientes en la materia, es posible que acabe imprimiéndola. Incluso puede que los miembros del tribunal evaluador sean gente con quien también me apetezca compartir activamente el trabajo, por haber sido personas que me han aportado positivamente en mi carrera. Veremos.
Agradecimientos
Quisiera agradecer sinceramente por su contribución a este proyecto de tesis a las personas que enumero a continuación. Saben quienes me conocen que soy desde niño bastante refranero, y en este caso me viene a la cabeza que "es de bien nacidos ser agradecidos". Espero no deshonrar ni omitir a nadie de entre quienes lo
merecen.
Al Profesor Miguel Ángel Teus, por haber confiado en mí desde el principio, cuando no tenía más equipaje que muchas ganas de comerme el mundo.
Al Doctor Rafael Cañones, maestro, compañero y amigo, por tu paciencia y generosidad desde los primeros momentos hace ya unos cuantos años.
A mis profesores, por haber formado a tantas personas como yo en el afán de conocimiento.
A mis compañeros de los Servicios de Oftalmología de los Hospitales Universitarios La Paz, del Sureste y Príncipe de Asturias, por haber suscitado en mí la pasión por esta preciosa disciplina.
A mis compañeros de la Clínica Novovisión, por hacer con su ayuda que todo este trabajo fuera mucho más fácil.
A mis residentes, porque veros crecer y acompañaros es un estímulo constante que me da fuerzas en todo momento.
A los pacientes, porque sin ellos nada de cuanto hacemos tiene sentido.
A mis padres, Mercedes y Luis, por habérmelo dado todo y perdonar mis errores. A mi hermana Isabel, por marcar la vereda que fui siguiendo a tu rebufo hasta hace bien poco. Y a toda mi familia, por vuestro cariño incondicional.
A Jorge, por una vida de amistad, escucha activa y lealtad sin solución de continuidad pese a los baches del camino.
A Alberto, por hacerme sentir sabio desde joven y contarme como el cuarto hermano de tu familia.
A Alberto, por crear un nuevo lenguaje casi carcelario y poner esa chispa que hace que las llamas prendan.
A Fran, por compartir destrezas en la parodia, el amor, la música y los deportes desde bien pequeñitos.
A Pablo, por enseñarme que tratar de usted no resta aprecio ni consideración, y por ese humor cáustico que tanto nos ha caracterizado.
A Pablo Miguel, por tratarme de igual a igual desde tu docta posición como persona y como médico. Conociéndote se aproximó a mí una ola de Excelencia.
A Laura María, por aportar siempre una opinión juiciosa, precisa y sosegada que nunca he sido capaz de ignorar.
A todos mis amigos, por vuestra presencia en los buenos momentos y vuestra ayuda en los malos.
A las personas que ya no están, pero que siguen en mi recuerdo. Nunca faltaréis mientras yo siga teniendo memoria. Y a todos los que, de alguna u otra manera, han formado parte de mi vida. Jamás tendré las palabras ni la elocuencia suficientes para agradeceros todo lo bueno que me habéis aportado.
Gracias, de todo corazón.
Epígrafes
Lo que ahora parece razonable, al principio sólo fue impulso y coraje.(Publio Ovidio Nasón).
Nada grande se ha hecho en el mundo sin una gran pasión.
Creo que no nos quedamos ciegos. Creo que estamos ciegos.
Ciegos que ven. Ciegos que, viendo, no ven.
(José Saramago, Ensayo sobre la ceguera).
Un niño enfermo es una blasfemia que profiere la vida. Por
el mal de los niños descubrimos que la vida no es noble, ni buena, ni sagrada. Descubrimos
lo que la vida tiene de alimaña ciega, de cebarse en sí misma. Casi todos los
movimientos del universo son estúpidos, y el atentado contra la vida del niño
es una destrucción de la única sacralidad de la existencia.
(Francisco Umbral, Mortal y rosa)
martes, 7 de julio de 2020
Semblanza
Me gustaría que se me recordara, lo primero de todo, como alguien profunda e íntegramente fiel. No me refiero sólo a la fidelidad carnal (que también), sino como persona leal a quien creo que le debo lealtad, de forma indiscutible, irracional y como muestra suprema e insuperable de afecto. En este sentido, dentro del concepto de fidelidad, me gustaría que también se me asociara a la honestidad. Creo que esto es una cualidad adquirida en base a lo que hay; nunca se me dio bien mentir, o más bien nunca me sentí cómodo mintiendo. Quizás por eso he mentido poco, creo, en mi vida.
Hay una canción de Warcry, Tú mismo, que dice "A cada sueño, cada idea, cada amor entrégate con pasión". Creo que resume bastante bien los ímpetus con los que he intentado recibir de entrada los sueños, las ideas y los amores. No obstante, tal vez mi tendencia impenitente al derrotismo haya hecho que habitualmente esa pasión haya mutado en escepticismo. Y tal vez, por profecía auto-cumplida, eso explique que, finalmente, haya fracasado más frecuentemente de lo que me habría gustado.
Siempre me ha gustado respetar las circunstancias de cada persona, porque son las que, en gran medida, pueden explicar los comportamientos e incluso la personalidad de cada uno. Ya lo dijo Ortega: "Yo soy yo y mis circunstancias". Creo que, en concreto, y aunque no me gusta que cada uno eluda sus responsabilidades echando la culpa al empedrado, mis circunstancias explican en gran medida muchos de mis defectos. Lamentablemente el principal condicionante de mi vida no puede cambiarse, e intento ser discreto con él y confiarlo sólo a quienes creo que merecen conocerlo. Me gustaría pensar que, aunque ponerse en los zapatos de alguien como yo es imposible para otra persona, sí haya podido despertar cierta empatía en aquéllos en quienes he confiado.
Sin pretender ser carca, siempre he creído que la mejor manera de pedir ayuda a alguien es con un por favor por delante y un gracias como cierre. Los modos, por supuesto, hay que cuidarlos, y así he intentado hacerlo con la gente que me ha importado. Nunca he considerado gesto de mayor aprecio, o incluso amor, que desear buenos días por la mañana y buenas noches al acostarse. La vida es un todo que se construye a base de momentos, y desearle a alguien que tenga un día feliz es, en suma, desearle que ese momento de su vida sea feliz, y en última instancia, que su vida sea feliz. No minusvaloremos esos gestos sólo porque puedan parecer rutinarios.
Y de esos detalles viene otra cualidad que siempre he ambicionado, y que con más éxito que fracaso, creo que he conseguido en esencia: ser detallista. Pensar en los demás es el mayor demostrativo de altruismo que se puede tener, y acordarse de que a alguien le gusta X y procurar que por su cumpleaños tenga ese X de regalo, o porque siempre ha tenido ganas de ese X y por lo que sea no ha podido conseguirlo, o simplemente porque sí, es una forma preciosa de rendir un tributo especial a ese alguien.
Todo es política, nos guste o no. Y priorizar a los demás sobre los intereses particulares de uno mismo es lo que creo que define a las personas buenas. Creo que a casi nadie se le escapa que siempre me he considerado un hombre de izquierdas, agnóstico y republicano. Espero que los años que me quedan hasta que descanse bajo tierra pueda mantener esas convicciones. Y espero seguir tolerando y comprendiendo a quienes piensan de forma distinta.
Como creo que una de las cosas a las que hay que aspirar es a ser consecuente, y en consecuencia con lo antedicho, no me gustaría que se me despidiera con una ceremonia religiosa. Y, ya en materias más morbosas, me gustaría ser incinerado. Las cenizas suelen ser esparcidas donde la persona fallecida ha sido más feliz. Como yo no creo haber sido especialmente feliz en ningún lugar en concreto, no considero necesario dejar instrucciones específicas a este respecto.
Vivir es mucho más difícil de lo que se piensa cuando se imagina en abstracto. El mundo es cruel, y no todas las personas están preparadas para disfrutar de él. Como idea, me gustaría tener hijos, pero cuando uno se pone a dar vueltas al asunto, coincide con Pío Baroja y su rechazo a traer a criaturas inocentes a un mundo hostil en que todo son dificultades y zancadillas. Además, como de momento nadie se presta a ello, no es una posibilidad que me plantee por el momento. Pero me gustan los niños, porque representan lo más puro de la humanidad, antes de que a base de ver ejemplos viciosos y llevarse palos, se acaben corrompiendo.
Como suelo decir con bastante frecuencia, no me gustaría pensar que les he podido molestar con este escrito. Yo nunca quiero molestar a nadie, y menos a quienes se toman la molestia de leer lo poco interesante que tengo que decirles. Sólo quiero agradecerles de todo corazón por ser mis lectores, por haber aguantado arduas reflexiones y por, la mayor parte de las veces, acompañarme aunque sea virtualmente cuando he podido necesitarlo. Sepan que a veces he sido demasiado miope para poder verlo con nitidez.
Qué irónico en un oftalmólogo.
martes, 2 de julio de 2019
Regalito
Hace unas semanas se materializó el regalo de Reyes que había pedido en mi anterior entrada.
Creo que es la mejor novedad de los últimos dos años. Un pequeño incentivo para creer que las cosas buenas pueden pasarle a quien las merece.
Me alegro profundamente de ello. Aunque tal vez nadie llegue a leerlo.
Queden con Dios.
lunes, 3 de diciembre de 2018
Carta a SSMM los Reyes Magos de Oriente
Quede dicho, lo primero, que soy republicano. Tal vez eso explique mucho de lo que al final acabáis trayendo. Creo que me pasaré a Papá Noel a partir de ahora.
Este año que se acerca a su fin, 2018, no ha sido bueno. De hecho ha sido malo. Una mierda, para ser exactos. Una mierda porque, fundamentalmente, todo lo importante de la vida, y no hablo de pocas cosas, ha ido mal. Creo que no es un secreto que no soy una persona optimista, pero lo de 2018 ha superado todas las expectativas. Como Vox ayer en Andalucía. Igualico. Ha roto todas las predicciones.
El año empezó bien. Muy bien, de hecho. Por primera vez en años me podía definir como una persona feliz. Así, sin más. Y era feliz porque me sentía acompañado. Hay un señor que se llama Ralph Waldo Emerson (no sé si será un pseudónimo o el nota se llamará así de verdad) que define el éxito con muchas cosas, muy sencillas y bonitas todas ellas que toca un punto esencial: "saber que por lo menos una vida respiró mejor por haber vivido tú". Sin entrar en dimensiones vitales, ahí tocó en algo que se aproxima a la causa de mi felicidad en ese momento. Sin intentar tampoco hacerme el espiritual, se alejaba de cualquier motivación material (creo que siempre he sido desprendido de gran parte de las cosas tangibles, y tal vez por eso he ahorrado a tan buena velocidad mientras tuve un sueldo decente y regular; sencillamente porque no lo gastaba en cosas que no necesitaba). Era simple: tenía la sensación de ser mejor y de hacer mejor a otras personas.
Recibía regalos el 5 de enero por la noche, y el hecho de calarme hasta la médula esa tarde daba igual, porque en realidad se sabe que lo de "coger frío" es una cosa que dicen mucho las abuelas y las personas abueloides, pero no es verdad. Si uno se moja mucho lo único que puede pasar es que se le pudra la ropa si no tiene la perspicacia de ponerla a secar. Y también fui a Roma en enero, que era algo que venía teniendo pendiente desde que me fuera de allí el mes de julio de 2012. Casi nada. Nunca es tarde si la dicha es buena y esas chorradas que se dicen. El caso es que se fue a Roma y se pasó bien. Por cierto que fui al mismo hotel al que fui con mis papás y mi hermana allá por el verano de 1999, situado en el Vicolo del Babuccio, a cosa de 50 metros de la Fontana de Trevi. Bonita casualidad diferida.
Pero era demasiado bonito todo para mantenerse, así que la Divina Providencia tuvo a bien mandarlo todo al carajo. Y no solo llegó un nubarrón gris oscuro que se ha quedado por aquí encima desde entonces, sino que además me hizo replantearme varias cosas. Por ejemplo: que tal vez el 14 ya no sea mi número preferido. Lo siento, Guti; siempre te admiré como futbolista brillante, indisciplinado y visceral, pero el 14 cayó en desgracia. Y curiosamente también cayó en desgracia una fecha que es el cumpleaños de una personita sobre la que más adelante volveremos. Vaya por Dios. O por Buda. O por quien coño sea que tenga la culpa. También me hizo replantearme este asunto el concepto de la amistad, y de cómo quienes creemos indudablemente nuestros amigos no lo son, o no tanto como creemos, o no como esperamos de ellos.
En fin, que en ese sentido mal. Pero por si fuera poco, también me quedé sin trabajo poco después. Es algo que ya se sabía, pero cuando eso implica poner distancia con personas que te han acompañado como amigos en algunos casos, o que te han formado como profesional en aquello que te gusta en otros, duele un poco también. No mucho, pero algo.
Para redondear el año, tuvo a bien el destino hace poco golpear a alguien que no se lo merecía para nada. Era uno de los golpes más bajos y sucios que se pueden recibir: la enfermedad. Cuando uno se sabe enfermo, al final lo acaba asumiendo y encarando como mejor puede, y se convierte en algo que acaba sobrellevándose. Si, por el contrario, la enfermedad toca a alguien por quien se tiene cariño, el sentimiento es peor. Recuerdo cuando me contaron la noticia por teléfono que sentí como si me hubiera tragado una pelota de ping-pong, y a la vez me hubieran clavado una aguja de calceta fría en el tórax. Evidentemente, nadie en el mundo merece enfermar, pero algunas personas lo merecen menos. Y esto era, y es, totalmente injusto.
Total, que vaya catarsis y vaya descomposición. ¿Ha sido todo malo en el año? Pues casi, pero algo bueno ha habido. Siempre es agradable, aunque la motivación sea la soledad, volver a retomar el hábito lector. También consuela comprobar que algunas personas se preocupan por uno, de una forma u otra. O que se puede retomar el trato con personas que estaban, digamos, en el limbo de la existencia. Siempre alegra, por último, que nazcan criaturitas guapas, sanas y sociables. Poco más se salva.
Así que, queridas majestades, no quiero pedir nada para mí. Ni me interesa ni creo que se me vaya a traer, por lo que me ahorro el esfuerzo. Sólo quiero una cosa que se resume en dos palabras: remisión completa. Ya sabéis de quién son los zapatos junto a los que la tenéis que dejar. A poder ser, envuelta en papel de regalo morado con mucha purpurina y dibujitos de unicornios. Y ya está. No quiero nada más.
PD: papá ahora tiene un libro electrónico y lo piratea como si fuera Francis Drake, así que lo de traerle el último libro de Pérez-Reverte ya no os vale como recurso. Buscaos la vida.
PD2: como de esta mierda de año no hay nada que celebrar, paso de brindis y de uvas con las campanadas. Lo mismo me voy a dormir antes de medianoche, que ya aburre ver a la Pedroche enseñando cacho o a Igartiburu conservada en formol.
Hala, agur.






